Cómo abordar la presbicia desde la farmacia

Una de las principales categorías con las que trabajamos en farmacia es la de salud ocular. Contamos con numerosos artículos para el cuidado de nuestros ojos. Desde tratamientos como los colirios y las lágrimas artificiales hasta productos para su higiene o protección contra la luz solar.

Además, podemos encontrarnos a menudo en el mostrador de la botica con consultas sobre ciertos problemas o patologías que afectan al ojo. Algunos de ellos son. por ejemplo, el ojo rojo o el ojo seco. En este artículo nos enfocaremos en concreto en uno de ellos que afecta a millones de personas en todo el mundo: la presbicia. Si quieres saber las claves sobre este problema y cuál es nuestro papel como farmacéuticos, ¡sigue leyendo!

¿Qué es la presbicia?

Cuando hablamos de presbicia, estamos haciendo referencia a lo que en el día a día llamamos vista cansada. Consiste en la pérdida de capacidad de enfoque de objetos que se encuentran a poca distancia, aproximadamente a unos 40 cm o menos de nosotros. O lo que es lo mismo, la distancia que hay entre nosotros y las puntas de nuestros dedos si estiramos el brazo. Como consecuencia, una persona que tiene presbicia tendrá dificultades para llevar a cabo actividades como leer, dibujar, coser, escribir, etc.

La causa de este problema se encuentra en el cristalino. Este es el encargado de enfocar los objetos alargándose o contrayéndose. Cuando envejecemos, este cristalino se vuelve más rígido, perdiendo así la capacidad de acomodación. Este proceso suele comenzar entre los 40 y los 45 años, y cuando se alcanzan entre los 65 y 70 años, el cristalino ya se ha endurecido casi por completo. Sin embargo, la presbicia también puede darse en niños. En ocasiones, estos presentan hipermetropía sin ser conscientes de que no ven todo lo bien que deberían.

Síntomas y tratamiento de la presbicia

Imagina que un cliente llega a la farmacia para hacer una consulta sobre ciertos síntomas que presenta. Algunas señales que nos indicarán si esta persona tiene presbicia son:

  • Visión borrosa
  • Distorsión de las imágenes
  • Le cuesta enfocar objetos 
  • Dolor de cabeza, sobre todo al fijar la vista durante mucho tiempo en objetos como un libro.
  • Malestar y fatiga ocular, sobre todo en lugares con poca luz.

Estos síntomas nos darán las pistas necesarias para aconsejar al cliente que acuda al oftalmólogo. Para este problema, no hay un tratamiento farmacológico que acabe con los síntomas. Sino que la forma de tratarlo será mediante gafas de presbicia o premontadas, lentes intraoculares o, por último, cirugía láser. Dependiendo de cada caso será más recomendable una opción u otra. Además, se deberá hacer un examen optométrico para conocer bien el estado de la visión de la persona.

Algunos aspectos como la visión a largas distancias, influirá también en la manera de tratar la presbicia. Si el paciente presenta también miopía o astigmatismo, el cuadro es más complicado o grave. En estos casos, se puede recurrir a lentes bifocales o lentes de contacto multifocales que estén graduadas según sus necesidades.

Actuación del farmacéutico ante la presbicia

A continuación, hablaremos del papel del farmacéutico ante el problema de la presbicia. También, mencionaremos las líneas rojas que marcarán los límites para la derivación.

A grandes rasgos, nuestra labor como farmacéuticos en cuanto al problema ocular de la presbicia, girará en torno a ayudar a diagnosticar casos mediante la identificación de los síntomas. Por otro lado, encontramos la recomendación de acudir al oftalmólogo, y la dispensación de productos sanitarios.

Cuándo derivar al especialista

En primer lugar, hablaremos de nuestra recomendación de acudir a un especialista, quien podrá realizar un examen detallado de la salud ocular del paciente. Por norma general, los niños a partir de los 4 años deberían ir a su primera revisión para descartar casos en los que el niño tiene presbicia pero, al no haber visto bien nunca, no lo sabe ni lo ha podido detectar.

En el caso de las personas adultas, se debe recomendar las visitas al oftalmólogo a partir de los 40-45 años, ya que es la edad donde comienza el desgaste del cristalino. Estas revisiones deberían realizarse de manera periódica. En adultos menores de 40 años, en principio, solo se derivará al especialista en el caso de que presente algunos de los síntomas que mencionábamos en el apartado anterior.

Ante consultas sobre presbicia, debemos remitir al oftalmólogo en los siguientes casos:

  • Personas con problemas de visión en distancias lejanas.
  • Personas con diferente nivel de visión en los ojos.
  • Personas con estrabismo.
  • Personas que experimentan diplopía, es decir, visión doble.
  • Personas diabéticas.
  • Personas miopes que cuentan con más de 5 dioptrías.
  • Personas que padecen hipertensión arterial sin controlar.

Venta de productos sanitarios

En relación con este problema ocular y con el cuidado e higiene de los ojos en general, podemos ofrecer desde la farmacia diversos productos sanitarios. Ejemplo de ello son las gafas de presbicia, las gafas de protección solar, los productos de limpieza para las lentillas, suplementos nutricionales, etc.

Al vender un producto como las gafas de presbicia, debemos aconsejar a los clientes sobre su uso, por ejemplo, indicándoles que este tipo de gafas son de uso puntual, no como gafas de uso prolongado. También debemos comprobar que la montura o el etiquetado contiene toda la información necesaria y cumple los requisitos, por ejemplo, advirtiendo de que no son aptas para la conducción o para ver de lejos.

El farmacéutico es, por lo tanto, el nexo de unión entre el especialista y el paciente y la persona perfecta para resolver cualquier duda sobre los productos que necesitarán las personas con presbicia, asegurándose de que se hace un uso adecuado de ellos.

Si quieres saber más, descubre nuestro cursoPresbicia, Gafas y Lentillas”.