Intolerancias Alimentarias: Abordaje desde la Farmacia.
Las intolerancias alimentarias se han convertido en una preocupación habitual para muchas personas, siendo cada vez más conscientes de que los malestares que sentimos después de comer ciertos alimentos puede implicar problemas de salud y que no deben ser desestimados con ligereza.
Este cambio de paradigma ha sido vital para el sector farmacéutico. La concienciación de los clientes trae con ella un mayor desarrollo técnico al respecto y nos permite desarrollar mejor nuestra atención desde el mostrador.
Más aún si somos conscientes de que este tipo de reacciones afectan a un amplio porcentaje de la población. En general, se estima que entre el 15% y el 20% de las personas experimenta algún tipo de intolerancia alimentaria, ya sea de forma puntual o crónica. Estas cifras varían según factores genéticos, dietéticos e incluso culturales.
Diferencia entre Intolerancias Alimentarias y Alergias alimentarias
Sin embargo, queda camino por recorrer. Por ejemplo, estas intolerancias son a menudo confundidas con las alergias alimentarias, aunque son afecciones diferentes. Las alergias involucran una respuesta inmunológica que las intolerancias no presentan. Además, suelen presentar síntomas más graves e inmediatos y requerir de una atención sanitaria muy distinta.
¿Qué es la Intolerancia Alimentaria?
Se produce cuando el cuerpo no puede digerir ciertos alimentos o componentes de estos. Suele ocurrir por algún tipo de deficiencia enzimática o sensibilidad a alguna sustancia concreta presente en lo que ingerimos.
Como decíamos antes, a diferencia de las alergias alimentarias, que provocan una respuesta inmediata y severa por parte del sistema inmunológico; las intolerancias suelen tener síntomas más leves que aparecen gradualmente, estrechamente relacionados con el sistema digestivo.
Entre los síntomas más frecuentes se incluyen:
- Trastornos gastrointestinales: Los síntomas gastrointestinales son los más frecuentes en personas con intolerancias alimentarias. Estos incluyen hinchazón, gases, diarrea, dolor abdominal y náuseas.
- Procesos dermatológicos: Las intolerancias también pueden manifestarse en la piel, ya que esta es una vía de eliminación de sustancias que el cuerpo no puede procesar adecuadamente. Podemos encontrar eczemas urticarias y picores.
- Trastornos psicológicos: Aunque puede sorprender, las intolerancias alimentarias también afectan el sistema nervioso, llegando a provocar ansiedad, somnolencia, depresión, fatiga, náuseas e hiperactividad, especialmente en niños.
- Molestias respiratorias: Las intolerancias pueden provocar síntomas respiratorios como asma, rinitis y dificultad para respirar. Estos suelen solaparse con una alergia, ya que ambas condiciones activan respuestas inmunológicas similares. Aunque menos comunes, estas molestias respiratorias se dan especialmente en personas que ya tienen sensibilidad a ciertos alérgenos y empeoran cuando se consumen ciertos alimentos.
- Molestias neurológicas: Aunque menos frecuentes, podemos encontrar otros síntomas como dolores de cabeza, migraña, mareo y vértigo.
- Otros: Artritis, fibromialgia, articulaciones inflamadas y retención de líquidos. Además, en usuarios con obesidad, la intolerancia a ciertos alimentos puede hacer que los tratamientos para perder peso no sean eficaces. Es frecuente que experimenten pérdidas de peso al suprimir estos alimentos de la dieta.
Causas Comunes de la Intolerancia Alimentaria
A pesar de la habitual consideración de estas afecciones como crónicas, existen factores concretos que auspician estos problemas:
- Deficiencia enzimática: Ocurre que no se produce suficiente de una enzima específica para digerir ciertos componentes, ya sea en lo referido a su metabolización a su transporte posterior. Esto que desencadena una mala digestión o asimilación de estos, que desencadena los síntomas habituales.
- Daños en la pared del intestino delgado que permiten que entren demasiadas sustancias nocivas en el torrente sanguíneo.
- Sensibilidad a aditivos alimentarios: Algunos aditivos como conservantes, colorantes o potenciadores del sabor (glutamato monosódico) pueden causar síntomas.
- Problemas gastrointestinales preexistentes: Enfermedades como el síndrome del intestino irritable (SII) pueden empeorar las intolerancias alimentarias.
- Estrés y problemas psicológicos.
Principales Tipos de Intolerancias Alimentarias
1. Intolerancia a la Lactosa
Se trata de una de las deficiencias más comunes a nivel mundial, afectando aproximadamente al 68-70% de la población. Ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente lactasa, la enzima que descompone la lactosa, el azúcar presente en los lácteos y al entrar más cantidad de lactosa en el organismo de la que este pueda metabolizar, esta pasa al intestino grueso. Los componentes fermentan ahí, causando los conocidos síntomas de hinchazón, gases, diarrea y dolor abdominal.
2. Celiaquía
La celiaquía no es estrictamente una intolerancia. Se diferencia de estas porque no es solo una reacción a la digestión del gluten, sino una enfermedad autoinmune que no produce sustancias alérgicas, si no que ataca a las vellosidades intestinales, dañando el intestino delgado, lo que impide la correcta absorción del hierro, nutrientes y vitaminas.
Se trata de una enfermedad que se puede manifestar en cualquier momento de nuestra vida, desde la lactancia a la adultez. Para estos usuarios, el seguimiento de una dieta estricta sin gluten es esencial, y la farmacia tiene un rol crucial no solo en la oferta de productos libres de gluten, sino también en el asesoramiento sobre medicamentos, suplementos y productos de cuidado personal que puedan contener gluten oculto.
3. Intolerancia a la Fructosa
La fructosa es un tipo de azúcar que se encuentra en frutas, miel y algunos edulcorantes. Las personas con malabsorción de fructosa no pueden absorber completamente en el intestino lo que provoca síntomas molestos cuando pasa al intestino grueso sin digerirse bien.
4. Intolerancia a los FODMAPs
Los FODMAPs son un grupo de azúcares que se encuentran en alimentos como cebollas, ajo, legumbres y algunos lácteos. Aunque suelen absorberse bien, para muchas personas estos carbohidratos pasan al intestino grueso sin digerirse completamente lo que provoca la fermentación y sus consecuentes problemas gastrointestinales
Abordaje desde la Farmacia
1. Identificación y Orientación Inicial
El equipo de la farmacia desempeña un papel clave en la identificación de estas intolerancias. Cuando un usuario menciona síntomas digestivos recurrentes, el farmacéutico debe preguntar sobre qué alimentos consume antes de los episodios, buscando patrones que identifiquen la causa real de estos problemas.
Para ello, también pueden sugerir pruebas diagnósticas como:
- Pruebas de hidrógeno en el aliento: Detecta intolerancia a la lactosa o fructosa.
- Dietas de eliminación: Eliminación de alimentos sospechosos para luego reintroducirlos de forma gradual.
2. Suplementos Enzimáticos y Productos Especializados
Ya en lo referido a la gestión del tratamiento, existen suplementos enzimáticos que pueden ayudar en los casos en los que su ausencia es el origen del problema. Por ejemplo, facilitarle lactasa a un intolerante a la lactosa.
Además, en la farmacia también pueden encontrarse productos libres de alérgenos, como alimentos sin gluten o sin lactosa, que puede (y deben) ser recomendados para facilitar la nutrición segura de nuestros clientes.
3. Manejo de los Síntomas
El alivio de los síntomas es otra área en la que el farmacéutico puede ofrecer apoyo, sugiriendo medicamentos de venta libre como:
- Antiácidos: Para neutralizar el ácido gástrico.
- Simeticona: Para aliviar los gases y la hinchazón.
- Antiespasmódicos: Para reducir los cólicos intestinales.
4. Uso de Probióticos
Los probióticos son microorganismos beneficiosos que pueden mejorar la salud intestinal y reducir los síntomas de las intolerancias. Especialmente en personas con desequilibrios en esta.
- Lactobacillus y Bifidobacterium: Ayudan a mejorar la digestión.
- Saccharomyces boulardii: Reduce la diarrea y mejora el equilibrio intestinal.
5. Educación Nutricional
Desde la farmacia también se puede proporcionar educación en torno a la dieta, ayudando a los usuarios a identificar y evitar alimentos que provocan intolerancia. Instrucciones sobre cómo leer las etiquetas de los alimentos y controlar las porciones pueden llegar a marcar la diferencia para nuestros clientes.
Además, como ya hemos dicho, podemos incluso recomendar el consumo de ciertos productos libre de alérgenos que hagan las veces de sustitutivos. Es conveniente también recordar que el prevenir los síntomas no solo evita estos, sino que puede ahorrar futuras complicaciones.
Como siempre, desde la farmacia debemos estar comprometidos con una atención personalizada, que nos permita manejar todas las cuestiones (intolerancias incluidas) de manera eficaz.