El papel del farmacéutico ante la resistencia a los antibióticos

El COVID-19 no es el único reto al que se enfrenta la sanidad en los últimos años tanto a nivel nacional como global. Por el contrario, muchos son los que comienzan a alertar de una “pandemia silenciosa” de la que aún no se ha concienciado a la sociedad: la resistencia a los antibióticos.

Los antibióticos son un grupo diverso de fármacos que se utilizan para hacer frente a enfermedades infecciosas causadas por una bacteria. Actúan destruyendo al organismo o impidiendo que se multiplique. De esta manera, nuestro sistema inmunitario puede hacerle frente y se reduce la mortalidad.

Desde que se descubrió este tipo de fármacos, se han utilizado en el tratamiento de diversos procesos infecciosos. Esto se aplica tanto en humanos como en animales. También se han empleado en intervenciones médicas en las que se corre el riesgo de infección por bacterias. Como por ejemplo, los trasplantes o las cirugías. Sin embargo, el uso inadecuado que se hace de los antibióticos, supone cada vez más una amenaza y un riesgo para la salud pública.  Si quieres conocer más sobre este problema y la actuación del farmacéutico para paliarlo, ¡sigue leyendo!

Mal uso de los antibióticos

Como ocurre con cualquier medicamento, es muy importante hacer un uso correcto y racional de los antibióticos. Solo de esta forma serán seguros y cumplirán su función. Además, debemos utilizarlos en casos en los que realmente sean necesarios. Alerta de spoiler: esto no se está cumpliendo.

Con uso incorrecto, hacemos referencia al uso de estos fármacos para tratar enfermedades que no deben tratarse con antibióticos. Como por ejemplo, las infecciones víricas. También ocurre cuando son infecciones bacterianas leves que no necesitan un tratamiento antibiótico. Otro error que se comete con frecuencia es la dosis tomada por el paciente o la duración del tratamiento. Así mismo, se confunde el intervalo de tiempo que deja entre la toma de una dosis y la siguiente.

El mal uso de los antibióticos tiene 3 consecuencias graves para nuestra salud:

  • Provoca que cada vez sean menos eficaces.
  • Aparecen efectos adversos.
  • Las bacterias generan una resistencia ante el fármaco.

De estas 3 consecuencias, las dos primeras afectan únicamente al paciente de manera individual. Sin embargo, que aparezcan y se multipliquen bacterias resistentes a los antibióticos, constituye un riesgo para la salud de todos. Por lo tanto, es necesario que este problema se visibilice y se aborde como una amenaza colectiva.

Resistencia a los antibióticos

Como hemos mencionado anteriormente, se están incrementando las resistencias a los antibióticos. Esto supone un problema grave por la posibilidad de quedarnos en un futuro sin antibióticos realmente eficaces contra las bacterias.

La resistencia bacteriana consiste en que la bacteria logra no ser destruida por el fármaco. Esta resistencia puede desarrollarse frente a antibióticos similares o incluso frente a antibióticos de diferente tipo. Para conseguirlo, el microorganismo es capaz de adaptarse. Desarrolla mecanismos que le protegen frente al efecto del medicamento. Además, son capaces de transmitir esos mecanismos a otras especies de bacterias. De esta manera, provocan que se den infecciones graves y difíciles de tratar con los fármacos actuales.

España es uno de los países de Europa con cifras más altas tanto de consumo de antibióticos como de resistencia bacteriana. Según los datos aportados por el CGCOF en 2020, este problema causa al año 3.000 muertes en España y 33.000 muertes en Europa. 

Actuación del farmacéutico frente a la resistencia a los antibióticos

Ahora que conocemos cuál es el riesgo real al que se enfrenta la sanidad, nos preguntamos qué papel tiene la farmacia a la hora de combatirlo.

Por una parte, desde la industria farmacéutica, la clave estará en la investigación y el desarrollo de nuevos antibióticos que sean efectivos y capaces de acabar con las bacterias resistentes. Conocer bien cómo se produce este fenómeno ayudará a buscar alternativas que nos protejan ante infecciones bacterianas. Sin embargo, la investigación y la creación de nuevos fármacos son una solución costosa y que requiere de mucho tiempo.

Desde la farmacia comunitaria y la farmacia hospitalaria, nuestra misión será la de formar parte de la actuación conjunta contra la resistencia a los antibióticos. Para combatir este problema, que no solo afecta a los humanos, se requiere un trabajo conjunto desde las distintas disciplinas sanitarias. Esto incluye médicos, farmacéuticos, microbiólogos, veterinarios, etc. Para ello, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), ha creado un Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos, en el que proponen estrategias para abordar esta problemática desde los distintos ámbitos.

En líneas generales, la actuación del farmacéutico irá orientada a las siguientes medidas:

  • Recomendar y aconsejar desde el mostrador de la farmacia para prevenir el riesgo de infecciones bacterianas y contagios.
  • Informar a los pacientes sobre cómo llevar a cabo un uso correcto de los antibióticos, explicándoles la posología de estos medicamentos.
  • Contribuir a la educación sanitaria de la población concienciando sobre el problema real de la resistencia bacteriana, los peligros del uso incorrecto de los antibióticos y de la automedicación.
  • Llevar a cabo un seguimiento y vigilancia del consumo de estos fármacos y de la resistencia de las bacterias.