Automedicación: un desafío para los farmacéuticos

La automedicación es una práctica común en nuestra sociedad, en la que las personas se administran medicamentos por su cuenta. Es decir, sin la prescripción ni supervisión de un profesional de la salud. Aunque en algunos casos puede resultar efectiva y segura, en muchas ocasiones puede tener riesgos asociados. Por ello, es muy importante contar con la orientación adecuada de sanitarios como los farmacéuticos. En este artículo, te contamos por qué es un problema de salud al que nos enfrentamos a nivel mundial. También exploraremos el fenómeno de la automedicación en España y hablaremos del papel crucial de los farmacéuticos en su prevención.

Automedicación en España

Las cifras que encontramos sobre la automedicación en España ponen de manifiesto que se trata de un problema real y un peligro de salud pública al que nos enfrentamos. Según un estudio de IMOP-BERBĒS, hasta el 40% de la población reconoce haber recurrido a la automedicación en algún momento. El principal motivo por el que los encuestados justificaron realizar esta práctica fue por el carácter leve de los síntomas. También por tener conocimiento previo de qué tipo de tratamiento farmacológico era necesario. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la automedicación no está exenta de riesgos y requiere precaución.

Dicho estudio también reveló cuáles son los tipos de fármacos más utilizados para la automedicación en España. En primer lugar se encuentran los antiinflamatorios y/o analgésicos, que representan un importante 88,5%. Les siguen a distancia los antihistamínicos alcanzando un 8%. En tercer lugar, se sitúa la medicina natural, con un 6,3%. Estos datos resaltan la búsqueda de los españoles por soluciones rápidas y accesibles para aliviar molestias comunes.

En cuanto al grado de conocimiento o concienciación sobre los peligros de la automedicación, es alentador observar que el 75,4% de los encuestados afirman estar suficientemente informados sobre los riesgos asociados a esta práctica. Sin embargo, cabe destacar que existe una diferencia entre género. Los datos señalan que las mujeres parecen ser más conscientes de estos peligros en comparación con los hombres. 

Peligros de la automedicación

Como hemos mencionado anteriormente, automedicarse conlleva una serie de riesgos para la salud que no deben ser subestimados. Uno de los mayores peligros radica en el hecho de que las personas pueden diagnosticarse erróneamente. Y, por lo tanto, tratar sus síntomas de manera inadecuada. Esto puede llevar a tratamientos ineficaces o a la progresión no controlada de una enfermedad, poniendo en peligro la vida.

Por otro lado, la automedicación puede retrasar el diagnóstico de enfermedades subyacentes más graves que se presentan con síntomas leves en etapas iniciales. De esta manera se detectaría más tarde el problema real y puede conducir a complicaciones médicas. 

Otro de los peligros derivados de la automedicación es que el uso incorrecto de medicamentos puede provocar interacciones no deseadas con otros fármacos que la persona esté tomando. Aumentan así el riesgo de efectos secundarios perjudiciales. 

Automedicación y resistencia a los antibióticos

Entre los distintos riesgos de esta práctica, queremos destacar uno que, además de afectar al usuario que lo realiza, supone un peligro para el resto de la sociedad. Se trata de la resistencia a los antibióticos.

Tomar antibióticos para tratar una afección de origen no bacteriano, como puede ser una infección vírica, o dejar de tomarlos antes de tiempo por la mejora de los síntomas, se traduce en un uso incorrecto de estos fármacos. Este uso inadecuado, excesivo o deficitario de antibióticos sin la supervisión de un profesional de la salud puede contribuir al desarrollo de resistencia bacteriana. Es decir, las bacterias pueden volverse resistentes a su acción. Los antibióticos que solían ser efectivos para tratar ciertas infecciones podrían ser ineficaces, dificultando así el tratamiento de estas enfermedades.

La automedicación con antibióticos por lo tanto, aumenta el riesgo de que se produzca esa resistencia y se reduzca la efectividad de los antibióticos. Como consecuencia, se limitan las opciones de tratamiento, puede prolongarse la duración de las enfermedades, aumentar la gravedad de las infecciones y elevar los costes de atención médica. Se trata, por lo tanto, de una preocupación mundial en términos de salud pública.

¿Qué podemos hacer los farmacéuticos frente a la automedicación?

Los farmacéuticos somos expertos en todo lo relacionado con los fármacos. Dominamos conocimientos como la posología, sus efectos, mecanismo de acción, interacciones, propiedades, etc. Por ello, somos el perfil de profesional sanitario más preparado y adecuado para contribuir a una correcta automedicación. Algunas de las medidas importantes que los farmacéuticos podemos llevar a cabo son:

Educación y concienciación

Los farmacéuticos desempeñamos un papel crucial en la concienciación del peligro de la automedicación y la promoción del uso responsable de los medicamentos. Los conocimientos que tenemos sobre los medicamentos, unido a que somos los sanitarios más accesibles a las personas, nos permite proporcionar información precisa y comprensible sobre los riesgos asociados con la automedicación. A través de la educación, podemos ayudar a los usuarios a comprender la importancia de consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento. Para ello son necesarios proyectos como “ConóceMe”, impulsado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC). Esta iniciativa está destinada a formar a alumnos de bachillerato en el uso correcto de fármacos.

Orientación personalizada

Por otro lado, estamos capacitados para evaluar las necesidades de salud individual de los usuarios y ofrecer las recomendaciones adecuadas. Al proporcionar orientación personalizada, podemos realizar las preguntas pertinentes para determinar si la automedicación está justificada en un caso específico. O si, por el contrario, es necesario derivar al usuario a un profesional de la salud para un diagnóstico. Para potenciar la atención en este tipo de situaciones, son útiles los protocolos de consejo y la formación mediante cursos de farmacia.

Realizar un seguimiento

Por último, en casos donde la automedicación sí procede, podemos guiarlos e informarlos sobre la forma correcta de tomar medicamentos. También sobre la importancia de cumplir con las dosis y la duración del tratamiento. De esta manera, haremos un seguimiento del tratamiento para asegurarnos que la automedicación se realiza de forma responsable y correctamente.