Abordaje de las infecciones de transmisión sexual desde la farmacia

Uno de los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de velar por nuestro bienestar es la salud sexual. Hoy en día las infecciones de transmisión sexual (ITS) se han convertido en una preocupación mundial en materia de salud pública. La OMS estima que cada día hay más de 1 millón de casos nuevos de infecciones de transmisión sexual en todo el mundo, tal y como aparece en el informe del CGCOF sobre salud sexual. Por ello, es fundamental que como farmacéuticos, estemos informados sobre estos problemas y sepamos cómo podemos ayudar a los usuarios a prevenirlos y tratarlos.

La incidencia de las ITS disminuyó en las décadas anteriores debido, en parte, a las medidas implantadas para el control de la epidemia por VIH. Además, se generó un miedo en la población al posible contagio por este virus. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un incremento notable y exponencial en los nuevos casos de ITS. De esta manera, se han colocado entre los motivos más frecuentes por los que los adultos buscan atención médica. 

¿Qué son las ITS?

Con frecuencia, al hablar de este tema, se ha utilizado el término enfermedades de transmisión sexual (ETS). Hace referencia a aquellas patologías que solo pueden transmitirse a través de relaciones sexuales o que esta es su vía de transmisión más importante. También se las denomina enfermedades venéreas. Sin embargo, puesto que la mayoría son enfermedades infecciosas, cada vez es más frecuente oír hablar de infecciones de transmisión sexual (ITS). Además, una infección de transmisión no tiene por qué llegar a desarrollar la enfermedad. Por lo que el concepto de ITS sería más acertado.

Su contagio se produce a través del contacto sexual con una persona infectada. Puede transmitirse mediante sexo vaginal, anal y oral, a través del semen, del fluido vaginal, y otros fluidos corporales. A veces los síntomas aparecen al poco tiempo de la exposición. Otras, en cambio, pueden aparecer después de años, lo que dificulta su diagnóstico y la prevención del contagio. En las primeras etapas, los síntomas son leves o incluso se dan de manera asintomática. Algunos síntomas pueden ser erupciones cutáneas, dolor, fiebre, etc.

El origen de estas infecciones de transmisión sexual está en bacterias, virus, hongos y otros microorganismos. Las más comunes son la clamidia, la gonorrea, el herpes genital, la sífilis, el VIH (que puede dar lugar a SIDA)  y el virus del papiloma humano (VPH). 

¿Cómo hacer frente a las ITS?

Ante el aumento de casos diagnosticados de infecciones de transmisión sexual, tenemos dos armas para hacerle frente: la prevención y el tratamiento.

Prevención 

La prevención es clave para evitar las ITS. Los métodos más efectivos son el uso de preservativos durante las relaciones sexuales y realizar pruebas de detección regularmente. En algunos casos positivos, se deberá notificar ya que algunas de las enfermedades de transmisión sexual son de declaración obligatoria. Según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) y el Centro Nacional de Epidemiología, son de declaración obligatoria la infección gonocócica, sífilis, sífilis congénita, la infección por Chlamydia trachomatis y el linfogranuloma venéreo. 

Dentro de las medidas de prevención encontramos:

  • Ofrecer información desde los centros sociosanitarios autorizados para ello, como pueden ser las farmacias.
  • Concienciar e incentivar el uso del preservativo en las relaciones sexuales. Esto se aplica tanto para sexo vaginal como para el anal y el oral.
  • Tras haber mantenido relaciones sexuales de riesgo, acudir a un Centro Sanitario lo antes posible. 
  • Realizar pruebas de ITS con periodicidad, sobre todo si se mantienen relaciones sexuales de riesgo o con varias parejas sexuales.
  • Concienciar de que los anticonceptivos como los orales, la píldora del día después o el anillo vaginal, no previenen el contagio de ITS. Los preservativos tanto masculinos como femeninos son los únicos métodos anticonceptivos capaces de evitar la transmisión.

Tratamiento

Ante síntomas de una ITS, es importante acudir al médico o al centro de salud más cercano lo antes posible. Aunque casi todas estas enfermedades tienen tratamiento, algunas de ellas, como las producidas por virus, nunca se curan completamente y pueden reaparecer con posterioridad, al permanecer el agente causal en estado latente. Por tanto, algunas de estas infecciones o enfermedades tendrán un tratamiento para curarlas mientras que otras solo pueden ser controladas.

El tratamiento variará según el tipo de ITS, pero en general, se pueden tratar con antibióticos, antivirales o antifúngicos. Estos medicamentos pueden ser administrados por vía oral, inyección o tópicamente (en forma de cremas, geles, lociones, etc.). Es posible que también se requiera el acompañamiento de otros tratamientos para ciertos síntomas. Como puede ser el caso de los analgésicos o antihistamínicos.

Es importante seguir el tratamiento prescrito por un médico de manera rigurosa y completar todo el ciclo de medicación. De esta manera, garantizamos que la infección se haya eliminado por completo. Si se deja de tomar el medicamento antes de tiempo o se omite alguna dosis, la infección puede volver a aparecer y ser más difícil de tratar. Además del tratamiento farmacológico, es importante adoptar prácticas saludables y seguras para prevenir la transmisión.

Actuación farmacéutica ante las ITS

Ante este auge de casos de infecciones de transmisión sexual, los farmacéuticos somos un agente importante para su prevención y tratamiento. 

Por un lado, podemos asesorar y poner a disposición de los usuarios los métodos anticonceptivos. Como profesionales sanitarios, podemos contribuir a la concienciación de la población sobre su uso para prevenir este tipo de enfermedades. También ayudar a la educación sanitaria y sexual de las personas recomendando medidas para proteger su salud sexual y reproductiva

Por otro lado, seremos los encargados de dispensar el tratamiento para estas enfermedades y resolver sus dudas sobre el mismo. Además de hacer un seguimiento e incluso derivar al médico ante señales alertantes. También podemos ayudarles en caso de interacciones con otra medicación o aconsejando hábitos saludables que serán beneficiosos durante la infección.

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