5 cosas que debe saber un farmacéutico sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son afecciones de salud mental que afectan la relación de una persona con la comida y la forma en que percibe su propio cuerpo. Estos trastornos involucran patrones de comportamiento alimentario que se desvían significativamente de las prácticas saludables.

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) señala que estos trastornos afectan especialmente a los más jóvenes, convirtiéndose en la tercera enfermedad crónica más común entre los adolescentes. Además, los datos señalan que este problema tiene una mayor incidencia en mujeres, a las que afecta en una proporción de 9 de cada 10 casos como apunta la Asociación contra la anorexia y la bulimia.

Como profesionales de la salud, los farmacéuticos desempeñamos un papel crucial en la concienciación, detección y tratamiento de aquellos que sufren de estos trastornos. Por este motivo, hoy te contamos cinco aspectos clave que todo farmacéutico debe conocer sobre los TCA.

1. Los TCA son diversos

Una de las características básicas que debemos saber es que estos trastornos abarcan una gama diversa de condiciones. Por ello, no debemos quedarnos solo con el tipo más conocido, como puede ser la anorexia. Es crucial comprender que la presentación y la gravedad de los TCA pueden variar ampliamente de una persona a otra, lo que hace que su comprensión y tratamiento sean complejos. Estos son algunos de los más comunes:

  • Anorexia nerviosa. Las personas con anorexia nerviosa tienen un temor intenso a ganar peso. Como resultado, limitan severamente la cantidad de alimentos que consumen perdiendo una cantidad significativa de peso.
  • Bulimia nerviosa. La bulimia nerviosa implica episodios regulares de atracones, seguidos de comportamientos compensatorios. Como por ejemplo, el vómito autoinducido o el uso excesivo de laxantes. En este trastorno se dan ciclos de atracones y purgas, que a menudo se realizan en secreto. 
  • Trastorno por Atracón. Consiste en el consumo excesivo de alimentos, pero a diferencia de la bulimia, no hay comportamientos compensatorios como el vómito. Tras los atracones, las personas con este trastorno pueden experimentar sentimientos intensos de culpa y vergüenza.

Existen otros tipos menos conocidos como el trastorno por rumiación, el trastorno por evitación o restricción de alimentos o el trastorno de conducta alimentaria no especificado.

2. Debemos recomendar SIEMPRE que se pida ayuda psicológica

Los TCA no se limitan a aspectos físicos, sino que tienen raíces profundas en factores psicológicos y sociales. Problemas como la baja autoestima, la presión social para cumplir con estándares de belleza poco realistas y experiencias traumáticas, pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos. Además, con frecuencia coexisten con otros problemas de salud mental. Por ejemplo, la depresión, la ansiedad o los trastornos de la personalidad.

Por lo tanto, ante un caso TCA o alguna de estas señales, los farmacéuticos debemos aconsejar a la persona que pida ayuda psicológica. Su tratamiento generalmente implicará un enfoque multidisciplinario que incluye terapia psicológica, apoyo nutricional y, en algunos casos, medicación. La coordinación con profesionales de la salud mental será crucial para abordar de manera integral la salud del usuario.

3. Los Trastornos de la Conducta Alimentaria no son estáticos

La segunda clave para entender mejor este problema es que las personas que lo sufren pueden presentar uno específico o experimentar varios tipos en distintas etapas de sus vidas. Por ejemplo, alguien con anorexia nerviosa puede, con el tiempo, desarrollar patrones de alimentación compulsiva característicos de la bulimia nerviosa, o viceversa. 

Por lo tanto, no se debe etiquetar o encasillar a la persona con un tipo de TCA y sus síntomas. Debemos ser conscientes de que sus comportamientos frente a la alimentación pueden cambiar.

4. No podemos averiguar si existe un TCA solo por el físico

Con frecuencia se tiene la concepción errónea de que una persona con un TCA tendrá unas características físicas concretas. Como por ejemplo, el sobrepeso o el infrapeso. Sin embargo, esto no es del todo cierto, ya que pueden tener un peso corporal dentro del rango normal. En muchos casos de TCA, la persona tiene una percepción distorsionada de su cuerpo, lo que da lugar a una imagen corporal negativa y desproporcionada. Por lo tanto, una persona con normopeso puede tener la percepción de tener sobrepeso.

Los farmacéuticos debemos estar alertas ante indicios como dietas, ejercicio excesivo, problemas intestinales, patrón irregular de sueño o de menstruación, o el uso de laxantes. El pesarse frecuentemente también puede ser una conducta común en personas con TCA, ya que el control del peso es una parte central de su preocupación. En las farmacias contamos con productos o tratamientos adelgazantes, laxantes e incluso algunas también con básculas, por lo que somos el profesional de la salud perfecto para detectar algunas de estas señales.

5. Su recuperación no es lineal

Por último, tenemos que tener en cuenta cómo es el proceso de recuperación. Las personas con trastornos de la conducta alimentaria no siguen una recuperación lineal al comenzar el tratamiento. Sino que, a menudo, se dan ciclos de recuperación y recaída. Es fundamental para los usuarios, sus familias y profesionales de la salud entender que la recaída no es un fracaso. Son una oportunidad para ajustar y fortalecer el enfoque terapéutico. La paciencia y el apoyo continuo serán esenciales en el camino hacia la recuperación.